A raíz del Día Mundial del riñón celebrado hace unos días, hoy quería sacar a relucir esa otra parte tan importante de mí, la de médico nefróloga, y bajar a tierra algún que otro dato referente a la enfermedad renal y su prevención, con el objetivo de que sea una información real y asequible para todo el mundo.
Podemos llegar a pensar que esto de la enfermedad renal no va con nosotros.
¡Pero si yo orino normalmente y no me duelen los riñones! Pero es mucho más que eso.
Los riñones son 2 órganos que tenemos ubicados en la parte posterior del abdomen, a ambos lados de la columna vertebral y su forma es similar a la de una habichuela. Hay personas que solo nacen con un riñón funcionante, otras a las que por algún motivo tienen que extirparle uno de ellos y otras que pueden llegar a ser donantes de uno de sus riñones a un ser querido.
Y no pasa nada. Se puede vivir perfectamente con un solo riñón. Ya que el que queda se encargará de asumir el funcionamiento de ambos.
¡Pero qué listos son estos riñoncitos!
Eso sí, es fundamental optimizar nuestro cuidado personal para mantener una buena salud renal.
Los riñones cumplen un montón de funciones: filtran productos y toxinas de la sangre y los eliminan por la orina, regulan la cantidad de agua corporal, junto con los pulmones mantienen una osmolaridad sanguínea y un equilibrio ácido-base constantes, participan en la regulación de la presión arterial y participan en la producción de vitaminas (calcitriol) y enzimas (eritropoyetina) tan importantes para mantener unos buenos niveles de calcio y una producción adecuada de glóbulos rojos.
Cada riñón está formado por unas unidades funcionales microscópicas que son las nefronas.
Ellas son las verdaderas reinas del mambo.
Las nefronas tienen una capacidad asombrosa de filtrar, absorber, secretar y excretar una gran cantidad de sustancias que les llega a través de la sangre, con el fin de obtener un equilibrio interno. Para ello, los riñones filtran cada día un volumen enorme de plasma ¡unos 180 litros al día!
Existen una gran cantidad de situaciones que pueden llegar a afectar al normal funcionamiento de los riñones y/o acelerar la progresión de la enfermedad renal si ya está establecida.
Algunas de las más importantes son:
– Diabetes Mellitus
– Hipertensión arterial
– Obesidad
– Tabaquismo
– Dislipemia
– Enfermedades renales hereditarias
– Glomerulonefritis
– Algunas enfermedades sistémicas (lupus eritematoso, vasculitis, mieloma…)
– Infecciones urinarias recurrentes
– Obstrucción prolongada de la vía urinaria
Puede ser que algunas de estas causas de enfermedad renal ni te suenen. Pero me gustaría centrarme en aquellas situaciones que padecen millones de personas en todo el mundo y que, además de constituir un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad renal crónica, también suponen un gran riesgo cardiovascular.
Estas son: la Diabetes Mellitus tipo 2, la obesidad y la hipertensión arterial.
Si bien es cierto que es imposible simplificar y resumir la magnitud de tales patologías en una sola página, intentaré acercarme a aquello que es más importante en cuanto a la prevención y diagnóstico precoz.
En primer lugar, es importante que, si te encuentras en alguna de las siguientes categorías, te hagas un control analítico tanto de sangre, midiendo la función renal, como de orina, midiendo el cociente albúmina/creatinina, al menos una vez al año:
– Tienes más de 60 años
– Padeces Diabetes Mellitus tipo 2
– Tienes la presión arterial alta
– Tienes obesidad
– Tienes una enfermedad cardiovascular establecida o algún factor de riesgo cardiovascular (fumador, dislipemia, síndrome metabólico…)
– Algún familiar tuyo padece enfermedad renal
En función de los resultados obtenidos, será tu médico de cabecera el que decida hacer unos controles periódicos más o menos exhaustivos o, si es el caso, derivarte a un especialista.
¿Y qué podemos hacer nosotros para prevenir la aparición de la enfermedad renal o para enlentecer su progresión si ya está establecida?
A continuación, te facilitaré 8 reglas de oro para mantener tus riñones sanos:
1. Mantente activo y practica cada día 30 minutos de actividad física (alternando actividades aeróbicas y anaeróbicas).
2. Muévete más, hasta llegar a los 10.000 pasos diarios y mantén un peso adecuado.
3. Cuida tu alimentación, acercándote cada vez más a un tipo de dieta Mediterránea:
- Prioriza alimentos ricos en fibra (frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas).
- Evita alimentos ultra procesados y grasas saturadas y trans.
- Evita las carnes rojas, embutidos y vísceras.
- Procura que al menos el 50% de tu ingesta proteica proceda de proteínas de alto valor biológico (carne blanca, carne magra, pescado y huevos). El 50% restante, opta por proteínas de origen vegetal (legumbres, cereales, frutos secos y semillas).
- Elige el aceite de oliva virgen tanto para cocinar como para la cocción.
- Evita consumir productos y bebidas azucaradas.
- Evita consumir productos que contengan exceso de sal (enlatados, embutidos, ahumados, quesos curados, caldos y sopas prefabricados, ultra procesados, pan, cereales de desayuno, bollería, etc…) y opta por productos frescos.
- Incluye algún alimento probiótico en tu día a día (yogur natural, queso, kéfir, vinagre de manzana…)
4. Monitoriza tu presión arterial (esta debería ser menor a 140/90 mmHg).
5. Mantén tus niveles de glucosa sanguíneos estables.
6. Prioriza el agua como bebida habitual y mantente bien hidratado.
7. Evita el consumo de tabaco.
8. No te automediques.
Estas son algunas medidas higiénico-dietéticas que te ayudarán a mantener una buena salud renal. Pero recuerda que en algunos casos será necesario asociar a estas medidas un tratamiento farmacológico. Consulta con tu médico de cabecera si tienes dudas.
Si te preocupa algo de lo que he estado comentando y necesitas ayuda para optimizar tu salud renal y cardiovascular, contacta conmigo y podré acompañarte en tu proceso personal a través de mis asesorías de salud y nutrición online.